dissabte, 3 de setembre del 2011

Juan Benet. Nunca llegarás a nada (1961)


Un inglés borracho al que encontramos no recuerdo dónde, y que nos acompañó durante varios días y quizá semanas enteras de aquella desenfrenada locura ferroviaria, llegó a decir —tras muchas noches de poco dormir y en el curso de cualquiera sabe qué mortecina, nocturna e interminable conversación— que no éramos sino unos pobres «deterrent» tratando en vano de sobrevivir. Luego dijo que no comprendía nada; preguntaba que por qué seguíamos empeñados en viajar sin sentido (tal vez por eso nos seguía) y pedía que le explicáramos mejor lo que pensábamos hacer, que —por favor— se lo dijéramos de una vez y claramente, porque de otra forma nos abandodaría siempre a nuestra triste suerte.


[...]



La habitación había sido ordenada; había hecho las maletas dejándolas abiertas. Junto a una chaqueta vuelta por el forro y encajadas junto a la tapa había metido con cuidado aquella media docena de tazas de café con las que, una vez, quisimos demostrar la espontaneidad de una aventura insensata.