dilluns, 24 de març del 2008

Pedro Calderón de la Barca. La vida es sueño (1635)

Jornada primera

Sale en lo alto de un monte ROSAURA en hábito de hombre, de camino, y en representando los primeros versos va bajando.

ROSAURA:

Hipogrifo violento,

que corriste parejas con el viento,

¿dónde rayo sin llama,

pájaro sin matiz, pez sin escama

y bruto sin instinto

natural, al confuso laberinto

de esas desnudas peñas te desbocas,

te arrastras y despeñas?

Quédate en este monte,

donde tengan los brutos su Faetonte

que yo, sin más camino

que el que me dan las leyes del destino,

ciega y desesperada,

bajaré la cabeza enmarañada

deste monte eminente

que arruga el sol el ceño de la frente.

Mal, Polonia, recibes

a un extranjero, pues con sangre escribes

su entrada en tus arenas;

y apenas llega, cuando llega a penas.

Bien mi suerte lo dice;

mas ¿dónde halló piedad un infelice?

(…)

SEGISMUNDO:

¿Qué os admira? ¿Qué os espanta,

si fue mi maestro un sueño,

y estoy temiendo en mis ansias

que he de despertar y hallarme

otra vez en mi cerrada

prisión? Y cuando no sea,

el soñarlo sólo basta;

pues así llegué a saber

que toda la dicha humana,

en fin, pasa como sueño.

Y quiero hoy aprovecharla

el tiempo que me durare,

pidiendo de nuestras faltas

perdón, pues de pechos nobles

es tan propio el perdonarlas.